miércoles, 14 de julio de 2010

La propuesta

Tarde apacible y con buen tiempo en las tierras del antaño poderoso Reino de Arathi.

Dos renegados cabalgaban al trote por el camino empedrado, con la intención de cumplir un par de encargos sencillos y dedicar el resto de la tarde a sus respectivos asuntos.

Los dos jinetes estaban de buen humor, dentro de lo posible y cada uno a su manera. La sacerdotisa meditaba sobre los sucesos del día y el brujo, cortés como de costumbre, amenizaba el trayecto con su ingenioso verbo.

Sin venir a cuento, y cuando estuvo seguro de que tenía toda la atención de su compañera, Valdor se decidió por fin y expuso el tema que realmente le interesaba: Deseaba hacer partícipe a Margueritte de un secreto e implicarla en ese proyecto tan importante para él.  Sabía que la mujer no traicionaría su confianza. También intuía que ella compartía en gran medida sus ideales, de manera que el riesgo era mínimo.

Y se lanzó:

Su voz siempre cansada, sus eses eternas y arrastradas descubrieron a Margot la existencia de un Círculo. Un pequeño grupo de personas que luchan contra los Monstruos incansablemente. En el más absoluto de los secretos. Sin tregua. Sin sometimiento a más autoridades que ellos mismos y sin más ataduras que su lealtad y su conciencia.

Le habló también de Missao, su Enemiga. Una ¿mujer? para la que el apelativo de Monstruo quedaba corto; Una perversa hechicera que había recorrido gozosamente y sin pestañear todos los peldaños necesarios para dejar atrás la humanidad y transformarse, por derecho propio, en una criatura demoníaca extremadamente peligrosa.

Actualmente estaban en campaña contra ella. Al parecer, se trataba de un asunto urgente y además personal. Eso dedujo la sacerdotisa por el brillo que percibió en los habitualmente inescrutables ojos del tenaz investigador llamado Valdor Skarth.

El brujo sonrió cuando de los frescos labios de Margueritte surgió esa respuesta que él preveía. ¡Cómo no iba implicarse ella en esa lucha contra la Plaga y contra las Sombras que era la suya propia!…

Sorprendentemente, apenas hubo escuchado la contestación se despidió y partió, dejando a la sierva de la Luz perpleja y llena de dudas.

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