martes, 21 de octubre de 2008

De Espacio - Memento


¡Cuánto ocupa el Vacío!. ¡Cómo lo impregnan todo las ausencias! Más presentes que nadie están los ecos del pasado y los fantasmas del Pretérito Imperfecto se dejan ver - quizá esquivos e intangibles, pero diáfanos e inequívocos - con la triste amabilidad de quien no puede ya dañar ni hacerse daño.
Necesito tomar aire. Respiro: Inhalo nostalgia y exhalo melancolía con un poso de amargura. Mi sudor, lágrimas reprimidas de tristeza, impotencia e incluso ira. Aunque llorase las olas de todos los océanos, apenas llenarían la fosa de dolor que producen determinadas pérdidas.
Me asaltan los irrepetibles aromas que no puedo captar:  Algunos ya ni tan siquiera existen; Otros, simplemente,  no están (o se hallan demasiado lejos). Y la auténtica distancia no se mide en metros o kilómetros, sino que la calibramos en función de detalles tan nimios como la costumbre de saludar y despedirse,  la calidez  del trato, la coherencia,  la sinceridad de la sonrisa y la mirada... Menos de veinte pasos pueden equivaler a varios años-luz y cientos de kilómetros algunas veces no son nada.
Así que transito por sendas umbrías para evitar que la implacable luz del petulante astro rey deslumbre mis cansados ojos y la llegada de la noche sólo aclara la perspectiva al dejar que las sombras descansen tranquilas. Quizá sin darme cuenta haya franqueado alguna vez el umbral camino de las cenicientas tierras en sempiterna penumbra, allá donde el olvido y la soledad se dan la mano, auxiliándose mutuamente.
¿Paradoja?: Añoro  las personas y sin embargo me alegraría de que mucho de lo acontecido en el pasado no volviera a repetirse; Porque no fue mejor (más bien al contrario) y será un orgullo (si lo consigo) el haber sobrevivido.
(21/10/2008 23:09)