sábado, 9 de octubre de 2010

Reflexiones, Exabruptos y Lamentos - II


Igualados hacia abajo,
subsistiendo a ras del suelo,
clamamos por las alas arrancadas
con voces quebradas por la derrota,
sepultados bajo mil miserias cotidianas.

Boqueamos como peces asfixiados
anhelando un trago de agua pura,
mientras sentimos dolorosamente
la ausencia en los muñones apenas restañados
Que amenazan con abrirse y supurar en cualquier instante,
rezumando lágrimas cuyo dulce y nauseabundo aroma
es el de la propia frustración
convicta y confesa.

(9/10/2010)

lunes, 4 de octubre de 2010

Romanza del corazón roto: Espejismo

Oh, no… Por favor no… Que no diga lo que pienso que va a decir… – Margueritte escuchaba a su joven amigo con el corazón en un puño.

Estaba ante ella, oscuro, enorme y fornido,  mirándola anhelante con sus grandes ojos bermellones  como  las bayas de acebo. Y en cuanto comenzó a hablar, ella tuvo la certeza de que  esa misma tarde lastimaría irremediablemente al generoso y sensible druida llamado Rinark.

Porque lo dijo. Pronunció las fatídicas palabras con esa voz grave y profunda que, junto a su imponente aspecto, le habían hecho olvidar que su astado compañero  no era sino un encantador adolescente necesitado de afecto.

Margot apreciaba mucho a Rinark. Lo quería, sí. Desde su encuentro  casual en el Mesón la Horca simpatizó con el afable y dicharachero “aprendiz de boticario”. Su compañía le era más que grata y sabía que podía confiar en él, pese a su tendencia a la excentricidad. Lo vio tan noble y tan cándido que inconscientemente decidió protegerle incluso de su propio entusiasmo juvenil, si fuera eso posible.

¿Y ahora,  qué? ¿Cómo se lo digo sin partirle el alma? ¿Cómo aclararle que lo que siento por él no es sino una hermosa amistad y un profundo amor… de hermana?

La mujer miró al gentil tauren directamente a los ojos y le habló lo más dulcemente que supo.

Con ternura se explicó, mientras también a ella se le desgarraban lentamente las entrañas.

Ojalá pudiera corresponderle.

Ojalá no fuera tan cruel e injusta la vida, tantas veces.