jueves, 7 de junio de 1990

Canto Miserable



A tí
que vives en la vergüenza
y de la vergüenza vives,
yo te daría esperanza
si la tuviera
y si no estuviera firmemente convencida
de que todo lo que yo pueda decirte
no te importa ni un comino.

Te daría todo el dinero del mundo
y mañana te vería donde siempre,
tendiendo la mano, de rodillas,
pidiendo por ese crío que no sé si es tuyo
o por los cinco hermanos que tal vez no tienes
... y que Dios me lo pague, si le apetece.

¡Mírame!
Mira y sonríe,
porque lo has conseguido:
Me codeo con las hormigas
intentando emular a las lombrices;
me escondo en mis bolsillos vacíos
y mi mirada horada el pavimento;
miserable como nunca,
corazón roto en la mano,
pájaro triste en el pecho,
se me muere un poco más
el niño que llevo dentro.

No quiero ser otra vez cómplice
de esta absurda mascarada.
No me da la gana
vender mi mala conciencia
por unas cuantas monedas
para verte igual todos los días,
porque eres eterna como el lástico
y los residuos radiactivos,
como la propia injusticia
y la estupidez humana.

-(Miseria, me das asco)-

Quisiera hacer algo para tí;
devolverte la dignidad humana
si es que eso existe todavía,
pero me da demasiado miedo esa Nada
en la que tan bien te envuelves,
me hundiría,
sería inútil.
    - (Cantó tres veces, el gallo) -
Además, no necesito mirarte
para sentirte cercana,
omnipresente.
Me basta con oírte fusilando las melodías de los Inmortales,
a quienes, desde luego no les molesta en absoluto,
vengándote así de la sociedad civilizada.

Da lo mismo:
Seguiremos alojándote en vertederos controlados,
si tiente suerte.

En otros hemisferios
las moscas obrarán el milagro
de sacarle algún jugo a tus carnes inexistentes.
Pero alégrate, porque eres la base
del progreso económico
de los países desarrollados;
yo también soy tu verdugo
y ya puedes ver la gracia que me hace.

¡Mírame!
Mira y sonríe
porque no estás sola del todo:
aunque nadie puede morir tu propia muerte,
la Tierra entera te acompaña con sus estertores.

Mientras, aquí algunos se pudren en su opulencia:
el hedor clama al Cielo
con forma de hongo atómico
y olor de peces envenenados descomponiéndose
en jardines de alquitrán y asfalto
eructando monóxido de carbono
mezclado con alcohol y cocaína.

No hay palabras para tanta podredumbre acumulada,
quedan cortos mis improperios y mi ira,
aunque los estoy vomitando muy sinceramente.

Todo continuará así como fue previsto...
Ángeles epilépticos ejecutan estupefactos la más antigua danza
porque está escrito en su guión,
que, naturalmente, no comprenden.
Como yo tampoco
entiendo Absolutamente
Nada.

No te preocupes:
Un Sol de Justicia encenderá llagas inquebrantables,
la lluvia ácida lavará nuestros pecados.
Y daremos a luz hijos
con pensamientos de iguana.


... Dios debe ser en verdad infinito
para que después de abarcar tanta inmundicia
aún le quepa algo bello
en algún rincón escondido.



(5 y 6 de Junio de 1990)