A tí
que vives en
la vergüenza
y de la
vergüenza vives,
yo te daría
esperanza
si la tuviera
y si no
estuviera firmemente convencida
de que todo
lo que yo pueda decirte
no te importa
ni un comino.
Te daría
todo el dinero del mundo
y mañana te
vería donde siempre,
tendiendo la
mano, de rodillas,
pidiendo por
ese crío que no sé si es tuyo
o por los
cinco hermanos que tal vez no tienes
... y que
Dios me lo pague, si le apetece.
¡Mírame!
Mira y
sonríe,
porque lo has
conseguido:
Me codeo con
las hormigas
intentando
emular a las lombrices;
me escondo en
mis bolsillos vacíos
y mi mirada
horada el pavimento;
miserable
como nunca,
corazón roto
en la mano,
pájaro
triste en el pecho,
se me muere
un poco más
el niño que
llevo dentro.
No quiero ser
otra vez cómplice
de esta
absurda mascarada.
No me da la
gana
vender mi
mala conciencia
por unas
cuantas monedas
para verte
igual todos los días,
porque eres
eterna como el lástico
y los
residuos radiactivos,
como la
propia injusticia
y la
estupidez humana.
-(Miseria, me
das asco)-
Quisiera
hacer algo para tí;
devolverte la
dignidad humana
si es que eso
existe todavía,
pero me da
demasiado miedo esa Nada
en la que tan
bien te envuelves,
me hundiría,
sería
inútil.
- (Cantó
tres veces, el gallo) -
Además, no
necesito mirarte
para sentirte
cercana,
omnipresente.
Me basta con
oírte fusilando las melodías de los Inmortales,
a quienes,
desde luego no les molesta en absoluto,
vengándote
así de la sociedad civilizada.
Da lo mismo:
Seguiremos
alojándote en vertederos controlados,
si tiente
suerte.
En otros
hemisferios
las moscas
obrarán el milagro
de sacarle
algún jugo a tus carnes inexistentes.
Pero
alégrate, porque eres la base
del progreso
económico
de los países
desarrollados;
yo también
soy tu verdugo
y ya puedes
ver la gracia que me hace.
¡Mírame!
Mira y sonríe
porque no
estás sola del todo:
aunque nadie
puede morir tu propia muerte,
la Tierra
entera te acompaña con sus estertores.
Mientras,
aquí algunos se pudren en su opulencia:
el hedor
clama al Cielo
con forma de
hongo atómico
y olor de
peces envenenados descomponiéndose
en jardines
de alquitrán y asfalto
eructando
monóxido de carbono
mezclado con
alcohol y cocaína.
No hay
palabras para tanta podredumbre acumulada,
quedan cortos
mis improperios y mi ira,
aunque los
estoy vomitando muy sinceramente.
Todo
continuará así como fue previsto...
Ángeles
epilépticos ejecutan estupefactos la más antigua danza
porque está
escrito en su guión,
que,
naturalmente, no comprenden.
Como yo
tampoco
entiendo
Absolutamente
Nada.
No te
preocupes:
Un Sol de
Justicia encenderá llagas inquebrantables,
la lluvia
ácida lavará nuestros pecados.
Y daremos a
luz hijos
con
pensamientos de iguana.
... Dios debe
ser en verdad infinito
para que
después de abarcar tanta inmundicia
aún le quepa
algo bello
en algún
rincón escondido.
(5 y 6 de
Junio de 1990)
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