sábado, 5 de diciembre de 2009

Renegando

Despertarse de madrugada, con la desagradable sensación de que, en lugar de descansar, ha estado combatiendo una vez más contra  las pesadillas. Curarse y vendarse unas heridas apenas cicatrizadas que pertenecen a ese temido pasado cuyo recuerdo le esquiva y a la vez le atormenta.  Adecentarse y vestirse haciendo caso omiso de cuánto le molesta el roce de la tela sobre su piel, en tantas zonas desgarrada. Moverse obviando lo dolorida que se siente, de qué sorda y perentoria manera protestan incluso sus partes más íntimas ante el menor esfuerzo. Fingir que nada sucede. Acudir a recibir lecciones, entregar misivas… Cumplir con esas obligaciones que a menudo detesta.
Es una cruel rutina para Margot. Se obliga, a seguirla, sí, pero a duras penas logra concentrarse. Desearía arrebujarse calentita en una cama, quieta y a salvo; Dar rienda suelta al dolor y la impotencia que tanto la merman; Descansar, quizá para siempre… Sin embargo, disciplinadamente, emprende la marcha apoyada en su bastón. Algo más pálida de lo normal en ella, silenciosa, incluso taciturna, en días así anhela la soledad como nunca.
Margot está segura de que su pequeño secreto estará a salvo. Esos pormenores pasarán desapercibidos puesto que, entre Renegados, no suelen importar un ardite: Ya estás muerto. Ni sientes ni padeces. Y si lo haces peor para ti, porque es muy fácil que te caigas a cachos. No sirven de nada los escrúpulos ni las sensiblerías. No hay descanso, ni bondad,  ni piedad en la No-Vida.

2 comentarios:

  1. Hace mucho que no te leo... queremos mas Margue.

    :***

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  2. Eyyy!
    Gracias por tu comentario.
    Tu blog es interesante, creo que voy a pasarme bastante a menudo :P
    Saludos, un placer!

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Por tu atención y tu opinión, mil gracias.