domingo, 15 de noviembre de 2009

Avanzando a Tientas -VII

Restañando heridas

“Rémol es un lugar bastante tranquilo. Salvo en lo que a política se refiere. ¡Ay, esta Condesa! Sin duda se ocupa en serio de que en sus dominios reine el orden… SU orden, naturalmente… Desde que la buena de Máhal cometiera aquél terrible desliz como emisaria de la Horda Liberada, parece ser debería lamerle los huesudos pies a Lady Sûzu para implorar un perdón que ya solicité en su momento. Si Milady se obceca en su paranoia y pierde aliados útiles por ello es problema suyo. Esta noche tampoco he podido coincidir con Milady, ¡qué le vamos a hacer!… Pescaré un rato en el lago Aguasclaras, que está desierto a estas horas, a ver si me despejo…”

Kluina-Ai Nubeblanca, alias “Klui”, andaba cavilando esas y otras cosas cuando, al llegar a la orilla, se dio cuenta de que interrumpía el baño de una mujer. Una cría de vermis de escarcha, al parecer mascota suya, vigilaba. Klui se detuvo tras un árbol. La singular criatura no reparó en ella. La sanadora tauren se asombró de lo que vió a la luz de las estrellas: La mujer era una no-muerta (una renegada, sin duda). Su cuerpo estaba increíblemente bien conservado. Si no fuera por el aura, la hubiera confundido con una persona viva. A esa distancia no podía distinguirlo bien, pero le daba la impresión de que estaba herida y tenía alguna cicatriz. Además, notó el característico olor de la sangre… ¡Sangre! ¡Ni añublo, ni líquido de embalsamar, ni otro compuesto alquímico! ¡Qué extraño!… La renegada se limpió, secó y desinfectó con destreza. Más difícil lo tuvo para vendarse y se notaba que el esfuerzo y el ¿¡dolor!? le pasaban factura. La joven, semidesnuda, se apoyaba de lado en el tronco de un árbol. Era obvio que lo estaba pasando mal. Klui no esperó más. De dos zancadas cubrió la distancia que las separaba. La cría de vermis se alborotó. La renegada alzó la vista sobresaltada. Miró a Klui con sus grandes y expresivos ojos que pulsaban con luz ámbar oscura. Estaba cansada y tenía miedo. Klui alzó las manos, con las palmas hacia fuera. Se desembarazó de Amor - su maza - y Paz - su escudo - aunque los dejó a mano, por si eran molestadas. También se quitó la cota de mallas.
- Buenas noches. Soy Kluina-Ai, chamán sanadora de la Horda. Permíteme ayudarte.
- Mi nombre es Margueritte, sacerdotisa. ¿Cómo sé que no me dañarás?
- Bueno… Si te aprieto al vendarte, avísame, por favor. – la tauren esbozó una sonrisa – Sin embargo, creo que tengo ya bastante práctica. Confía en mí.
- ¿Por qué haces esto?
- Soy incapaz de permanecer impasible ante el dolor ajeno. Es uno de mis múltiples defectos.
- Comprendo… - Margueritte sonrió levemente y le entregó un rollo de vendas de lino limpias.

La chamán, inmediatamente, comenzó la tarea. Sin duda, conocía a la perfección el oficio de curar y lo desempeñaba con dedicación y delicadeza. La joven, sin saber cómo, se encontró, ya vendada y vestida, tumbada sobre el cálido regazo de la tauren. Y le estaba confiando sus sentimientos e inquietudes a esa extranjera desconocida. Quizá había sido el gesto de Klui al descubrir sus heridas más íntimas (una mezcla entre compasión y reconocimiento, como si recordara algo), lo que convenció a Margueritte de su sinceridad. Además, no le había hecho ni una sola pregunta. Kluina-Ai la escuchó, le secó las lágrimas, lloró con ella, la abrazó, la acunó y canturreó para ella nanas tauren hasta que se quedó dormida. Después, la llevó en brazos al Mesón la Horca y la arropó en un lecho improvisado.
Al día siguiente, Margueritte se levantó recuperada. Encontró una carta de Kluina-Ai en la que le explicaba la existencia de una organización llamada Zeitgeist. Una hermandad para espíritus libres y conscientes, luchadores por la dignidad. Le anunciaba que contaría con su protección y que si lo decidía sería bienvenida entre ellos. Y le prometió que, pasara lo que pasara, pese a la distancia y el tiempo, estarían unidas. Sus días de soledad habían terminado.

1 comentario:

  1. Margue, me está gustando mucho. Tienes unos personajes a los que dan ganas achuchar, emanan bondad.

    Por favor sigue escribiendo, la historia lo merece :)

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Por tu atención y tu opinión, mil gracias.