sábado, 14 de noviembre de 2009

Avanzando a Tientas -VI

Tierra y Mar

La despertó poco a poco. Se pegó a su espalda y acarició su cuerpo desnudo mientras besaba su cuello airoso. Ella, medio dormida aún, pronto era de nuevo presa de la excitación. Él la saboreó largamente y ella, apenas despierta, se sumó una vez más al triunfo de la pasión y los sentidos, al juego del descubrimiento compartido, de la invasión anhelada, al perderse fundiéndose en el otro y reencontrarse en el reflejo de sus ojos.
-¡Max! – Ella pronunció su nombre al llegar al momento cumbre. Eso le llenó de satisfacción. Entonces, dejó de contenerse y estalló en su interior, brindándose ambos un clímax especialmente intenso.
Por más que se tratara de una sacerdotisa, le había sorprendido comprobar que, aunque no fuera virgen, era muy tímida y bastante inexperta. Él podía dar nombres de Hermanas de la Luz muy duchas en estas lides.
Ella se lo había confesado justo antes de que yacieran juntos, entre besos y abrazos.
- No esperarás que esté intacta, ¿verdad?- Sonrió pícara, aunque ruborizada.
- Margue, amiga… - Le daba la risa. – Esperaba de ti que me dieras clases… - Lo dijo en broma.
- Mi Capitán, – le acarició ese cabello negro ya canoso – hasta ahora solamente he conocido a un hombre… No creo que sea buena instructora para un lobo de mar como tú, Maxwell Seagull.   Ella hablaba con dulzura y bien en serio.
- Tranquila, pequeña... – La tomó entre sus brazos y aspiró su aroma a salvia, a cítricos y a flor de albahaca. – Surcaremos los océanos como no lo ha hecho nadie…

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