domingo, 3 de enero de 2010

Al servicio de la Dama Oscura

    Quien crea que por el simple hecho de estar muerto uno se libra de obligaciones, compromisos y de tener que labrarse el sustento… se equivoca por completo. Porque a ver, siendo pragmáticos: ¿Desde cuándo son cómodos unos harapos?; ¿Protegen de las inclemencias meteorológicas y de los golpes? Además, ¿dónde están nuestro pundonor y sentido de la conveniencia? ¿Acaso deseamos degenerar hasta convertirnos en una de esas patéticas criaturas descerebradas que pululan devorando cadáveres?  Por supuesto que no. Y ya solamente para sufragarse ropa y calzado decentes hacen falta sus buenas monedas, ¡vaya! Si además uno desea defenderse, o al menos intentarlo, pues más gasto. Súmese lo que cuesta un alojamiento: ¡En una fosa la tierra mancha y se crían bichos! Encima uno está a la intemperie, sin protección contra la lluvia o visitas indeseadas… ¡Desde luego!… Un ataúd de madera tampoco es tan buena opción como pudiera parecer: Incómodo a más no poder, salvo que se trate de un féretro forrado por dentro (un lujo al alcance de muy pocos). ¿Sigo? Porque hay más, muchos más conceptos que requieren un desembolso por parte de cualquier no-muerto con voluntad y personalidad propias.

De todos modos, desde el instante del “renacer” mismo,  se inculca en todo Renegado la devoción hacia la Reina Sylvanas. Se le adoctrina a conciencia. A ella se debe. Su Voluntad es la Ley y la traición se paga con muerte (o incluso con algo peor).

Juntemos la necesidad con la obligación y…

Ya tenemos a Margueritte atareada la jornada entera; Compaginando la instrucción con  el servicio a las órdenes de los dirigentes Renegados. Ejerciendo otra vez de sacerdotisa-soldado.

1 comentario:

  1. Y sabias palabras, pero debe saberse que no todos los no-muertos desean eso, puede que algunos, o incluso bastantes, deseen tener las mismas comodidades de cuando uno estaba vivo, pero algunos otros, y me atrevo a decir que muchos otros, les gusta su nueva vida o simplemente han perdido la cabeza completamente, aunque sean idependientes, incluso a los que les gustan los duros suelos para dormir y los sabrosos y morbosos cadáveres como cena y ir a dormir, como ya he dicho, al duro suelo con gran placer.

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