miércoles, 23 de diciembre de 2009

Efluvios entrañables

Un bosque de ensueño febril; formado por árboles caducos, enfermos, corrompidos hasta más allá de la podredumbre. Los arbustos que medran a su lúgubre sombra son tan raquíticos como mortecina es la luz solar que les llega. Las criaturas que lo habitan bien podrían haber salido de un cuento de terror: canes demoníacos y murciélagos vampiro, entre otros. E incluso la lluvia, que debería limpiar las heridas de esa tierra maldita, solamente enloda los caminos y acentúa la sensación de infinita melancolía, de desazón, de desamparo…
En este bosque, se hallan los Claros de Tirisfal, y, en ellos, tanto la muy pintoresca y visitada localidad de Rémol como, cerquísima, la cosmopolita sede del reino renegado, Entrañas.
Entrañas… Más que un nombre, una definición: Lo que antes era el sistema de cloacas de la próspera Capital de Lordaeron, por obra y gracia del invasor Rey Exánime (nacido como Príncipe Arthas Menethil, heredero del Reino) se había convertido en una gran ciudadela  subterránea. Una peculiar urbe regida por Sylvanas Windrunner quien, al liberarse de la tiranía de Arthas, la reclamó para sí y sus seguidores, los no-muertos con voluntad propia,  a quienes llamó Renegados. Irónicamente, cualquier visitante comprobará que, en en fondo (¿o quizá no tanto?), el lugar no ha cambiado, puesto que está repleto de desechos de todo tipo:  Un río de añublo recorre los colectores de aguas fecales; En el Apothecarium, los Boticarios se dedican a sus secretos y escabrosos experimentos y su laboratorio – especialmente la zona donde se crean las abominaciones – parece (bueno, es) una carnicería; Justo al lado de sus laboratorios, en jaulas, están sus desgraciados cobayas (humanos y enanos, principalmente); En el Barrio de la Guerra, los más inexpertos mejoran sus habilidades ensañándose con humanos maltrechos y desarmados; En el centro  de la ciudad, hay una cocinera que elabora sus platos sobre una simple hoguera, sin chimenea  ni extracción de humo de ningún tipo y bajo el  banco, que está allí mismo, vive un vendedor de ¡cucarachas!. El resultado de estas actividades, mas las propias de los múltiples oficios, mas el detallito de que los habitantes son cadáveres andantes, ha de resultar por fuerza demoledor para el olfato y los pulmones de todo ser viviente. Y sin embargo, los por aquí llamados “vivos”  despectivamente, no tan sólo frecuentan Entrañas como punto de enlace, correteando hacia los elevadores para llegar a tiempo a las torres de zeppelines goblin erigidas justo a la salida de las ruinas de Lordaeron, sino que algunos - al parecer – residen en tan inhóspita morada.
Entre esas personas resistentes a la falta de oxígeno, al hedor insoportable y al tenebroso mal gusto en la monótona decoración (y no hemos mencionado nada del alegre y hospitalario carácter de sus habitantes), sin duda podemos contar a la muy gentil e intrigante sin’dorei  Kalishta Shrien’Dralar, Embajadora de la Horda.
Fiel a la causa de la Reina Alma en Pena, practicante de las Artes Oscuras (léase bruja), se había trabajado arduamente una sólida reputación entre los suyos pese a su condición de hechicera y estaba muy bien relacionada. Trataba de tú a tú con los más diversos e influyentes individuos de la Horda. El aura de misterio que la envolvía le era muy útil para sus propósitos. Tan hermosa como calculadora, no tardó en llamarle la atención una renegada muy rara que le había salido respondona a su aliada la Condesa de Rémol: Margueritte Edhelstein.

2 comentarios:

  1. Definitivamente, me gusta mucho tu blog. Ahora que estoy de vacaciones juro que voy a leermelo todo.

    Te deseo unas felices fiestas y un buen comienzo del 2010! :)
    Hasta pronto.

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  2. ^-^ Gracias! Muchísimas gracias! Felices Navidades y Próspero Año Nuevo para tí también.
    Y para tod@s, que falta hace.

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Por tu atención y tu opinión, mil gracias.